ATM
Los trastornos de la articulación témporo-mandibular (ATM) son un problema muy frecuente, pues puede en mayor o menor medida afectar hasta a un 20% de la población en algún momento de su vida. Es un problema complejo que tiene múltiples causas y formas de manifestarse, pero básicamente puede presentarse con alguno de estos síntomas principales_
- Dolor en el oído, ya que la articulación se encuentra justo por delante del conducto auditivo, o por delante del mismo. Muy frecuentemente el dolor se presenta o se irradia a otras zonas próximas como la sien, el cuello o la cara a nivel de la mandíbula o pómulos.
- Ruidos: por delante del oído al abrir y cerrar la boca. Generalmente en forma de chasquidos o crujidos, a veces como “pisar nieve”. No es infrecuente que puedan aparecer zumbidos o acúfenos en los oídos aunque, en este caso, siempre se debe descartar causa auditiva o neurológica.
- Limitación de la apertura de la boca: qu epuede ser a consecuencia del propio dolor o porque existe un obstáculo dentro de la articulación que impide la correcta función de la misma.
Estos y otros síntomas pueden estar producidos por diferentes alteraciones en la propia ATM o en la musculatura masticatoria, como, por ejemplo, inflamación de la articulación, interposición del menisco articular en el movimiento, sobrecarga de los músculos que mueven la mandíbula, etc.
Entre las distintas causas que pueden contribuír a la aparición de este trastorno están un excesivo apretamiento o rechinado de los dientes (especialmente, de forma inconsciente durante el sueño, el llamado bruxismo ), la ausencia de piezas dentarias o el desgaste o desajuste de prótesis dentales, , traumatismos faciales, el apiñamiento y malposiciones dentarias así como deformidades mandibulares que producen un mal engranaje de los dientes.
La evolución es variable. Muchos pacientes acuden por presentar dolor intenso tras realizar un esfuerzo con la mandíbula (masticar alimento duro, bostezo, estar mucho tiempo con la boca abierta en el dentista, etc) o de aparición espontánea y éste persiste durante días para ir disminuyendo y desaparecer en un plazo de dos a seis semanas aproximadamente. Pero en una mayoría de casos el dolor se presenta de forma más progresiva, con una duración mayor en el tiempo y con períodos de mejoría y recaída a lo largo de los meses. Solo en una minoría de casos la evolución es claramente progresiva hacia un empeoramiento del dolor y el movimiento mandibular.
El tratamiento se realiza en función de las posibles causas, sobre todo si éstas se pueden corregir, y según el grado de alteración se utilizan:
- Medicamentos: como antiinflamatorios no esteroideos, relajantes musculares, condroprotectores, analgésicos, etc.
- Férulas dentales: Son dispositivos intraorales realizados a medida pues deben cumplir unos criterios muy precisos. Se colocan al dormir y durante ciertos periodos diurnos dependiendo de cada caso en concreto.
- Cirugía mínimamente invasiva: Existen diferentes técnicas, algunas como la infiltración o el lavado articular mediante artrocentesis, muy útil en bloqueos agudos, pueden realizarse bajo anestesia local. En otros casos, puede estar indicado visualizar in situ lo que ocurre dentro de la articulación mediante artroscopia. Se realiza bajo anestesia general y permite emplear diferentes procedimientos para reposicionar el menisco articular, liberar adherencias que limitan el movimiento, etc
- Cirugía abierta (reposiciones completas del menisco, prótesis de la ATM, etc.) se reserva sólamente para los casos más graves y rebeldes a otros tratamientos.
A pesar de los avances en el tratamiento de esta enfermedad, es muy importante la colaboración del paciente siguiendo unas pautas, tanto de hábitos diarios como de ejercicios que le proporcionaremos en la evaluación y cuyo seguimiento se irá llevado a cabo en función de cada caso en particular.